La XIV Semana Cultural ya ha concluido y ahora corresponde hacer balance. Del fin de semana anterior ya comentamos los pormenores de cada uno de los eventos y, ahora recordamos, que tuvieron una magnífica acogida. El arte hecho con sueños y los sueños más reales que la misma realidad. Imaginación y fantasía en estado puro, eso fue “Nube Nube”. Y que podemos decir de la actuación de Miguel Ángel Chastang Quartet, fue genio y arte musical en formato de Jazz. Impecables.
Este último fin de semana también fueron dos las actuaciones que tuvieron lugar. La primera fue algo tan poco habitual en Navalafuente como el teatro. Y qué teatro. Un escenario casi espartano, una sola actriz en escena y un vendaval de buen hacer, vestido con unas luces que creaban un mundo fantástico y, a la vez, fantasmal y terrorífico. No fui el primero en decirlo, ni tampoco el último, pues fueron muchos los que se entusiasmaron con una gran obra y una grandísima actuación por parte de la actriz María Jaimez. Teatro con mayúsculas y difícil de igualar, una obra para no olvidar.
Este sábado acabamos nuestra Semana Cultural recordando al gran Luis Eduardo Aute, cantante y autor de temas llenos de belleza y con una profunda carga de poesía e inteligencia. Una grandísima y especial voz, la de Cristina Narea, fue la que se encargó de homenajear a un escritor único, inimitable e inabarcable. Los muchos años de compartir escenarios y viajes, inevitablemente, dejan una marca imposible de borrar. Habrá quienes digan que su música adolece de ritmo y de variedad, pero pienso que un homenaje como este no puede ser la antítesis de lo que un creador como Aute supuso. El respeto por su forma de crear e interpretar me parece, y más en este momento, algo imprescindible; ya habrá tiempo y ocasión de revisar y recrear su especial forma de hacer música, y con la que era capaz de envolver esas bellas e inteligentes palabras. Cristina Narea dio un recital respetuoso, pero también con mucha calidad, pasión y un cariño que aún se mantiene, pese al tiempo ya transcurrido desde su triste último adiós.
Por José Mª Gonzalo Díez. Concejal delegado del Área de Participación y Cultura